Hace pocos días me invitaron a dar una charla a jóvenes emprendedores que están trabajando en sus proyectos. Mi tarea, después de compartir con ellos cuál es el impacto de Mamás en Acción, era escuchar sus proyectos y ver, más allá del beneficio que aportan por el producto o servicio que ofrecen, el impacto social o medioambiental positivo que podían aportar.
A veces ellos mismos lo tienen muy claro, porque emprenden desde ahí. Han visto, sufrido o detectado un problema y se han preguntado: Cómo puedo yo contribuir a mejorar o solucionar (¿por qué no?) esa situación. En otras ocasiones emprenden teniendo clara su propuesta de valor, pero no saben que su beneficio va más allá del valor económico que obtienen por su venta y es muy ilusionante cuando compartes con ellos su momento “ahá” en el que descubren que su misión es mayor de la que creían cuando decidieron ponerse en marcha.
La anécdota de la otra tarde, que derivó en un aprendizaje para todos y mucho más para mí misma, fue cuando uno de ellos me preguntó:
– Majo, ¿el impacto que vendamos debe ser real?
“Tú qué crees”, le pregunté. Y me dijo: “No estoy seguro… porque escuchándote veo que lo que tú nos cuentas no es lo que vemos siempre en el sector”. Y ahí entendí qué debía compartir con ellos.
En mi opinión, hay dos formas de llevar a cabo tu proyecto:
- Que cada día “levantes la persiana” intentando vender el máximo que puedas hoy, que tus valores sean “flexibles” y se transformen según tus necesidades y que tu mayor objetivo sea el económico.
- Que tengas claro cuál es tu objetivo y que sabiendo qué quieres conseguir, traces tu plan de acción, anual, mensual, semanal y diario para conseguirlo, poniendo tus valores cómo límites, sabiendo que operando desde la excelencia el resultado siempre será el mejor que podías obtener.
La diferencia entre ambas opciones, desde el management, está clara. Ahora, la diferencia desde tu liderazgo será abismal, porque cuando pongas el foco en el impacto que vas a crear en tu entorno y entiendas que el objetivo es mucho mayor que tú mismo, no habrá obstáculo que consiga que tú tires la toalla ni tu plan se vaya al traste. Estarás dispuesto a pivotar, a recalcular tu estrategia, a adaptarte al cambio.. y vivirás en desapego a tu proyecto porque tu verdadero objetivo es el IMPACTO POSITIVO que tu trabajo aporta a la sociedad.
En Mamás en Acción las cosas no son fáciles. Trabajar con niños (a veces bebés de días, otras niños de primera infancia.. ) puede parecer tierno o romántico, pero la realidad de nuestro proyecto es dura. Muy dura. Para los niños y para los voluntarios.
Liderar Mamás en Acción desde la coherencia, el servicio y el propósito de transformar a niños heridos, que de mayores sabrán herir, en niños sanos, que se han sabido amados y que serán adultos con capacidad de amar, es un reto en si mismo en el que muchas veces me he planteado abandonar por la complejidad y dureza de sostener muchos aspectos delicados.
Pero entonces, cuando lideras desde el impacto que generas, te preguntas: Si nos retiramos, ellos quedan solos. Y entonces las dudas, las inseguridades, los retos… ¡desaparecen! Sabes que es ahí donde debes estar. Y los obstáculos, se convierten en el motor de tu crecimiento.
Te invito a que:
- Identifiques tu impacto.
- Plantes tus valores corporativos como las líneas rojas que nunca estarás dispuesto a traspasar.
- Líderes desde el propósito.
Y así, juntos, haciendo únicamente lo que esté en nuestra mano, podamos transformar un poquito nuestro mundo, a mejor.
Majo Gimeno
Mamás en Acción