Publicar en Instagram, publicar en Linkedin, publicar en mi blog, y sigo y sigo… me estresaban de mala manera. ¿Qué hago? ¿Trabajo o escribo? ¿Edito o publico? Porque a mí el tiempo no me da para estar en todas partes como si fuera Dios.
Cuando dedicaba más esfuerzo a una red que a otra, o cuando una semana no podía hacer nada de esto, me sentía mal conmigo misma, sentía remordimientos. ¿Absurdo verdad? Pues así era. Bueno, soy mujer, y los remordimientos a muchas nos vienen de serie. Hasta ahí bien, qué le vamos a hacer.
El caso, es que decidí aplicar a mi trabajo lo mismo que les sugiero a mis clientas en una mentoría. Que acepten hasta dónde pueden llegar, y que lo que publiquen, esté hecho con cariño, aportando valor, y a ser posible, disfrutando con ello. Y voilà!, esta es mi estrategia desde hace un tiempo.
Por pura lógica, cuando miraba a la gente que publica en Linkedin todos los días, no puedo, o mejor dicho, podía, evitar pensar que yo jamás de los jamases llegaría a formarme una reputación y a obtener la visibilidad que, “suponía”, daba ir a marchamartillo.
Así, que imaginad la cara de asombro que se me ha quedado cuando me contactan desde Linkedin España para comunicarme que me han elegido una de las 7 Top Voices Emprendimiento de LinkedIn.
Y yo, en lugar de caer rendida a sus pies, lo que me vino primero a la cabeza fue preguntarles: ¿Yo? ¿Pero por qué? Menos mal que les dio por reír y no por quitarme de la lista.
Esta experiencia, ya superada la sorpresa inicial, aparte de que, como es lógico, me hace mucha ilusión, quería compartirla. Porque posiblemente os pase como a mí, que a veces dudáis de si tiene sentido y si merece la pena esto de las redes sociales.
Yo voy a seguir como hasta ahora, una porque he reducido considerablemente el estrés, y otra, porque funciona. ¿Pero sabéis una cosa? Que además disfruto de ello. Porque pensar que a tan sólo una persona puede ayudarle lo que cuento, de verdad, ya es suficiente recompensa. ¿De qué nos sirven las experiencias y lo que hemos aprendido en la vida sino lo compartimos?
Mayte Carvajal
Mentora de emprendedoras