En la moda en general, pero en la sostenible en particular, hay que adaptarse a los nuevos tiempos y lograr ser lo más eficientes posible. En una sociedad de consumo como la que vivimos, para competir con las grandes marcas, tenemos que ser cada vez más eficientes. En este sentido, en la moda sostenible, suele haber tiradas de ropa más cortas gracias a la tecnología, que te permite plantarle cara a las grandes marcas de la industria textil que todos tenemos en mente. Te permite llegar al mismo tiempo al que llegan ellos.
Además, tener una tecnología aplicada a mis productos me permite que sean a medida y producirla y tenerla lista en medio día. La gestión del tiempo y de los recursos es mucho más eficiente gracias a la tecnología.
Pero, hablemos de costes y precios. Como moda sostenible, no estamos en la economía de escala. No queremos, ni compartimos, lo que hacen las grandes marcas. Nosotros logramos reducir los costes por nuestra eficiencia, pero, sin embargo, se encarecen por trabajar con talleres de aquí. Nuestros proveedores son de kilómetro cero. Barcelona es el punto más lejano desde el que traemos nuestro producto. El hilo me lo trae la mercería del pueblo. Queremos empoderar a nuestro entorno, a quienes tenemos cerca. Queremos pagar sueldos dignos, elaborar de manera ética, etc. Y todo eso vale dinero.
A cambio, el cliente tiene que saber de dónde viene su ropa y decidir si quiere que una mujer no pueda ni lavarse el pelo en un país extranjero o que sea una mujer, o un hombre, con un sueldo digno y sus condiciones dignas. Lo que la gente se tiene que preguntar es quién hace la ropa que está consumiendo y verá si es barato o es caro. Y, plantearse también, qué costes de sostenibilidad y qué daño al medio ambiente tiene traer un avión con camisetas de Bangladesh.
Pero hay que reconocer y poner en valor que sí ha crecido la concienciación de los usuarios sobre la necesidad de la sostenibilidad también en la moda. Falta mucho, pero cada vez hay más gente que prefiere gastar un poco más y consumir un poco menos. Para que haya una camiseta a 3 euros, hay mucha gente perdiendo. Desde el que cultiva el algodón, quienes fabrican la prenda…
Hay que tener visión con lo que se consume, porque se compra ropa que ni siquiera nos ponemos. En Gregal Ecodesign trabajamos con redes de pesca y plástico reciclados. Eso es un valor añadido a la moda. Las empresas de moda sostenible tenemos que contar qué hay detrás y hacer una labor de sensibilización.
Así, en Gregal Ecodesign trabajamos con un sistema de patronaje que deja cero residuo y eso no se tiene en cuenta en todas las empresas y proyectos. Cada uno de nuestros bañadores es un kilo menos de plástico en el mar. Además, donamos un euro por cada bañador que vendemos para la limpieza de fondos marinos, que no se ven y es donde más basura hay y donde es más difícil acceder.
Naiara Cáliz
Directora creativa de Gregal Ecodesign